Estados de la mente
Nuestras neuronas para transmitir la información de una a otra, lo hacen de forma electroquímica, mediante impulsos nerviosos. Estos impulsos se han podido detectar y medir mediante electroencefalógrafos, para determinar la actividad que tenemos en nuestro cerebro. Esta actividad se refleja en gráficos en forma de ondas de mayor o menor longitud dependiendo del estado en el que se encuentra la persona.
Según los ciclos por segundo (las veces que se registra en el gráfico) la mente se encuentra en alguno de los siguientes estados o niveles:
En el nivel Beta las ondas cerebrales tienen un nivel de 13 ciclos por segundo. Por encima de los 20 ciclos pueden sobrevenir graves problemas. En este estado estamos despiertos, preparados para controlar el mundo físico que nos rodea, pensar, tomar decisiones y ejecutar tareas complejas.
En el nivel Alfa las ondas cerebrales se hacen más lentas entre los 13 y 8 ciclos por segundo. Nuestro estado de ánimo suele ser suave y calmo, propenso a la creatividad y la imaginación ya que hemos abierto la puerta con el mundo inconsciente, de manera que podemos tener acceso a los enormes bancos de memoria, pudiendo así evocar recuerdos y depositar valiosa información nueva. En este estado se está técnicamente hipnotizado.
En el nivel Zeta, por debajo de los 8 ciclos, se pierde el contacto con la mente consciente. Entramos en el sueño, meditación profunda o éxtasis. Todas las noches mientras dormimos estamos mayormente en este estado. En raras excepciones se llega a este estado durante la hipnosis.
En el nivel Delta, a menos de 4 ciclos por segundo, llegamos a un estado de sueño profundo del que se sabe poco, ya que hay una desconexión completa con el conciente. Llegamos a este estado por unos pocos minutos casi todas las noches si dormimos profundamente.
Indicadores del Proceso de Trance
Hay ciertas señales que nos indican que una persona está en un estado de trance. Fisiológicamente, la cara se relaja, las facciones se tornan flácidas, pierde simetría. La respiración se tranquiliza y profundiza, recorre todo el cuerpo hasta llegar al estómago, y muy suavemente vuelve por el camino inverso. Cuando la relajación es muy profunda los párpados comienzan a moverse muy rápidamente sin que la persona se dé cuenta. Lo mismo ocurre con otras partes del cuerpo como los dedos, las manos, los pies, que realizan movimientos involuntarios. La postura es mucho más relajada y los músculos se distienden. En la mayoría de los casos se modifica el sistema perceptivo pudiendo un kinestésico tener imágenes visuales muy nítidas que en otra ocasión difícilmente hubiera tenido, o un visual experimentar sensaciones muy fuertes y quedarse en el estado kinestésico por un largo tiempo.
Hay ciertas señales que nos indican que una persona está en un estado de trance. Fisiológicamente, la cara se relaja, las facciones se tornan flácidas, pierde simetría. La respiración se tranquiliza y profundiza, recorre todo el cuerpo hasta llegar al estómago, y muy suavemente vuelve por el camino inverso. Cuando la relajación es muy profunda los párpados comienzan a moverse muy rápidamente sin que la persona se dé cuenta. Lo mismo ocurre con otras partes del cuerpo como los dedos, las manos, los pies, que realizan movimientos involuntarios. La postura es mucho más relajada y los músculos se distienden. En la mayoría de los casos se modifica el sistema perceptivo pudiendo un kinestésico tener imágenes visuales muy nítidas que en otra ocasión difícilmente hubiera tenido, o un visual experimentar sensaciones muy fuertes y quedarse en el estado kinestésico por un largo tiempo.
Por lo tanto es muy importante calibrar constantemente el estado que experimenta la persona, más allá de su sistema preferencial, ya que el no darse cuenta del cambio ocurrido puede llegarle a causar la pérdida de la relajación natural y del estado de trance.