Sin la seguridad psicológica los niños aprenden a
enmascararse y caen en defensas enfermizas y el crecimiento distorsionado.
La base de la seguridad es la confianza. La serenidad
de las madres aporta seguridad al hijo.
La confianza se construye de diversas formas:
- Haga saber a su hijo a donde va a ir, cuando va a regresar, donde va a estar. Evite las sorpresas súbitas y desagradables.
- Prepárelos de antemano para ir al dentista. Explíqueles cómo es y que esperar.
- Prepárelos para ir a la guardería, al colegio.
- No prometa lo que no puede cumplir
Toda vez que las palabras se contradicen con el
lenguaje corporal, se envía mensajes mezclados que dan confusión e inseguridad.
Lo primero que aprende el niño es en confiar en las claves no verbales. Cuando
estas se oponen a los mensajes verbales, él da prioridad a la expresión no
verbal. Se queda en la duda de ¿qué pasa? ¿Porque no me lo dice mamá? Se genera
duda y desconfianza.
En los hogares sobretolerantes donde aparentemente
todo esta bien y no pasa nada, se maneja fuerte los mensajes mezclados. En
situaciones extremas donde los padres hacen lo contrario a lo que dicen,
contribuyen a la esquizofrenia. El esquizofrénico desconfía de todos por obra
de comunicaciones enmascaradas y distorsionadas que le toco vivir.
El ingrediente más importante de toda relación
positiva es la HONESTIDAD. Se vale compartir sentimientos y decir que no nos
gusta, que nos duele, lastima, enoja. Aún seamos honestos con nuestras
reservas, no las enmascaremos.
Estoy molesto, no es contigo el asunto más no deseo
entrar en detalles.
La alta autoestima esta directamente relacionada con
la capacidad de mantenerse abierto a toda relación interna. No se tiene porque
negar lo que se siente. La auto aceptación le da la seguridad necesaria para
mantenerse abierta a la persona. No es una fachada sujeta a la aprobación de
los demás.
Los adultos simulan sus sentimientos de forma que los
intensos los diluyen. Los niños aprenden a no permitirse sentir sentimientos
intensos.
Para ser honesto hay que ser humano y quitarse la
máscara de perfección. Es humano equivocarse, sentir debilidad, desaliento,
preocupación, fatiga, confusión. Los padres que demuestran sus sentimientos y
sus debilidades evitan que sus hijos oculten su humanidad. Ante la honestidad
es más fácil ser comprensivo y perdonar los errores.
La culpa viene de un juicio negativo constituye el
núcleo de los desórdenes emocionales y de la baja auto estima.
La conducta no es sinónimo de persona. Se puede
enjuiciar a la conducta pero nunca a la persona.
Hay que practicar el no-enjuiciamiento, la pasamos
juzgando a otros y a nosotros mismos. Lo primero es adquirir consciencia del
enjuiciamiento para ir saliendo del mal hábito. Los juicios ponen a la
defensiva a las personas, impiden el paso al amor.
La seguridad es sentirse apreciado. Los niños
sobreviven en la aceptación, pero no florecen en ella - necesitan aprecio.
Si analizamos el trato que le damos a los hijos y lo
comparamos con el trato que damos a los demás en el trabajo, en el clan
familiar, en el vecindario, a los amigos serviría para evaluar la comunicación
que tenemos con ellos. ¿Acaso la comunicación es diferente? Al comparar ¿qué
adjetivos encontramos? ¿Hay abuso? ¿Hay juicio? ¿Los invalidamos ante sus
amigos, vecinos o compañeros?
¿Por qué es tan difícil dar un trato de respeto a un
niño?
Para apreciar al niño, primero el adulto tiene que
poder apreciarse a sí mismo.
El ser respetado como persona, nutre el sentimiento de
ser amado. El respeto por los sentimientos del niño forma parte del respeto a
su integridad.
Muchas veces los adultos tratan de programar los
sentimientos que deben sentir los niños, no permitiendo que fluyan los propios.
Hay que limitar, pero también reconocer los
sentimientos del niño. Tolerancia a las diferencias, respeto a los diferentes
puntos de vista. La empatía consiste en ser comprendidos desde nuestro punto de
vista.
La empatía consiste en oír con el corazón, es tener
sensibilidad al lenguaje corporal.
"Recordar o repetir" - Freud
Decir lo que ves y sientes, percibir el lenguaje no
verbal seguido por un abre puerta con una pregunta invitando a la conversación.
Te quiero, té acepto aunque no apruebo tu conducta.
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